miércoles, 5 de diciembre de 2012

¡Aprendí a leer!



Mi infancia me remonta a Valledupar, una pequeña pero encantadora ciudad de Colombia, donde el sol se mezcla con el viento, un vallenato viejo con una cerveza fría y un paseo de olla con el río Guatapurí…

Allí donde pasé aquellos años maravillosos del inicio de mi vida, allí empezó una de mis grandes pasiones… La lectura.

Aprendí a leer como la mayoría de los niños con la tradicional cartilla “Coquito” , silaba a silaba, palabra por palabra , frase a frase y cuando menos lo pensé fluía mi lectura como el humo que cada atardecer veía subir hacia el cielo, cuando mi abuela quemaba las hojas secas de los arboles frutales del patio trasero de la casa.

Después de aprender a leer con la cartilla Coquito, me interesé por intentar leer los libros que leía mi madre, pero aún más por aquella cartilla de lengua "Kogui" que me regalaron unos amigos indígenas que vivían en Nabusimake (Sierra nevada de Santa Marta), por los cuales siempre conservé gran admiración.
Aún conservo esta cartilla en muestra de gratitud de aquellos bellos recuerdos.




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